La educación digital
A lo largo de la historia, la generación, almacenamiento y circulación de la información ha sido un aspecto central de la vida social.
Dichos procesos fueron transformándose al ritmo de los avances tecnológicos, los cuales dieron lugar a formas de actuar y comunicarse que en el pasado no eran factibles. Las democracias contemporáneas son actualmente el escenario de una nueva e impredecible transformación gracias a los notables cambios producidos por las tecnologías digitales y la notable expansión de las redes sociales. Quienes trabajamos sobre participación cívica, observamos que dichas transformaciones resultan en un nuevo tipo de relacionamiento con la política que resulta en novedosas expresiones activismo digital, así como de la creación de nuevos canales de comunicación entre gobiernos y ciudadanos.
Bajo el concepto de ciudadanía digital se engloba una serie de líneas de indagación acerca de los diversos formatos de la participación online y de las condiciones que son necesarias para que dicha participación redunde en un fortalecimiento de las capacidades de voz ciudadanas. Lo anterior supone el desarrollo de una nueva pedagogía que permita poner dichas tecnologías al servicio del desarrollo de las capacidades ciudadanas de manera de potenciar la deliberación pública y la participación democrática.
Si bien debe ser consciente de las posibilidades democráticas que se abren, dicha pedagogía no puede ignorar asimismo las eventuales amenazas que acechan a los ciudadanos como a la sociedad en su conjunto: amenazas a la privacidad, al pluralismo y la tolerancia, al acceso a información confiable, a la libertad de expresión, amenazas que generan los malos usos de las capacidades alcanzadas. Es así como somos testigos concomitante desarrollo de nuevas formas de supervisión, censura, manipulación y silenciamiento, prácticas que lamentablemente no están acotadas al mundo autoritario, sino que permean el núcleo mismo de la vida política de las democracias actuales. Es por ello que toda iniciativa orientada a potenciar el uso responsable de las redes sociales debe de ser entendida como un valioso esfuerzo para contrarrestar las anteriores tendencias de manera de inclinar el campo de juego a favor de los valores sobre los que se inscribe la noción de ciudadanía democrática.
La educación digital debe ser entendida como un valioso esfuerzo por contrarrestar los malos usos de las nuevas tecnologías y potenciar su valor como herramientas para el fortalecimiento de la democracia y las capacidades ciudadanas.